Grasas buenas, esenciales Omega 3 y 6

Grasas buenas, esenciales Omega 3 y 6

Conoce el método del consumo selectivo de grasas

Existen diferentes tipos de Omegas, algunos son más conocidos que otros, pero existen 2 en específico que son elementos clave para mantener nuestro organismo sano y protegido de diversas enfermedades: Omega 3 y Omega 6. El primero de ellos nos ayuda a combatir enfermedades relacionadas con el corazón, además de presentar efectos antiinflamatorios y contribuir en la regulación la presión arterial. El segundo, promueve la producción de energía, regula el metabolismo, activa la respuesta inmunológica, y ayuda a potenciar la salud ósea, de piel y cabello. 

 

Tanto el omega 3 como el omega 6 son considerados ácidos grasos esenciales, esto significa que nuestro cuerpo no puede producirlos por sí solo, por lo que es importante obtenerlos a través de los alimentos. Uno de los consejos más recurrentes de profesionales de la salud es Verificar y asegurarnos de que nuestro cuerpo si está recibiendo los nutrientes necesarios en nuestra dieta por medio de los alimentos ingeridos durante el día. 

 

El excesivo consumo de grasa se relaciona principalmente con el sobrepeso y diversos problemas en el corazón y la sangre, sin embargo, su consumo es esencial para la salud en condiciones moderadas. Podemos encontrar estas grasas buenas en diferentes aceites, frutos secos como nueces, chía, soya, cereales como la quinoa, y legumbres, que además son una gran fuente de vitaminas y energía. Los expertos han recomendado un método llamado “consumo selectivo” en donde principalmente se elija consumir grasas saludables. 

Beneficios de consumir Omegas

 

-Ayuda a reducir los niveles de colesterol: el efecto antiinflamatorio que se ve presente en las grasas poliinsaturadas ayuda a prevenir diferentes enfermedades brindando un buen rendimiento físico  manteniendo el colesterol en niveles normales. 
-Gran aliado durante el embarazo: estos ácidos grasos esenciales desempeñan funciones importantes durante el periodo de gestación y lactancia, pues constituyen los tejidos, las membranas celulares y en las estructuras neuronales tanto de la mamá como del bebé. 
-Evita la aparición de diversos tipos de cáncer: consumir omegas reduce el crecimiento acelerado de células cancerígenas y ayuda en la recuperación del sistema inmune de personas que ya presentan o desarrollan cáncer. Evita la invasión y metástasis de cáncer particularmente de mama, próstata y colon. 
-Previene ataques cardiacos: el omega previene la aparición de coágulos que pueden provocar infartos y otro tipo de ataques al corazón. Lo recomendable es comer al menos 90 gr de algún pescado de tu elección, por ejemplo, atún, salmón o anchoas aproximadamente 2 veces a la semana. 
-Mejora la función respiratoria: inhibe el deterioro de tus pulmones y evita enfermedades pulmonares. Consumir omega ayuda a calmar la sintomatología de asma bronquial. 
– Aminora los problemas de la función cognoscitiva: se ha demostrado que las personas que suelen consumir alimentos adicionados con Omega corren menor riesgo de presentar alguna enfermedad cognoscitiva como el Alzheimer o la demencia.
-Combate la artritis: tomar suplementos de Omega puede ayudar a mejorar síntomas de la artritis reumatoide como el dolor crónico, entumecimiento, hinchazón y problemas en articulaciones. Consulta a tu médico para lograr la mejor combinación entre fármacos y suplementos. 

 

Alimentos con presencia de Omega

 

Existen en el mercado diversos productos creados específicamente para aportarle las cantidades óptimas de Omega a nuestro organismo, sin embargo, este ácido graso también se encuentra presente en una variedad de alimentos que seguramente ya tienes en casa. Te compartimos algunos: 

-Alimentos de origen vegetal: aguacate, espinacas, brócoli, lechuga, linaza, chía, nueces, clavo, orégano, albahaca, mejorana, germen de trigo, ajonjolí, pepitas de calabaza, piñones, cacahuates, almendra, quinoa, algas marinas, entre otros.
-Alimentos de origen animal: salmón, sardinas, atún, ostras, anchoas, huevo, pollo, pavo, etc.
-Aceites y grasas: soya, linaza, olivo y girasol.

 

¿Cómo equilibrar el consumo de Omegas?

 

Debemos cuidar la relación del consumo de los omegas 3 y 6, ya que si en nuestras membranas celulares predomina la presencia del omega 6, podría presentarse una respuesta inflamatoria, para evitar esto y conseguir un buen equilibrio, debemos consumir en una menor cantidad de carnes rojas y embutidos, agregando más verduras, pescados y frutos secos en nuestra alimentación diaria. 

Una deficiencia de Omega puede causar que nuestra piel tenga una apariencia áspera, escamosa y posibles erupciones cutáneas presentando enrojecimiento, hinchazón y picazón. En general los alimentos naturales contienen un buen aporte de vitaminas, minerales, fibras dietéticas y otras sustancias benéficas para nuestra salud. Consumir alimentos previamente fortificados y suplementos podrían aportar la cantidad de omegas suficientes necesarios para el día a día. 

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Cantidad recomendada de consumo de Omega

Los tres principales ácidos grasos ubicados en los omegas son: ácido alfa- linolénico (ALA), ácido docosahexaenoico (DHA) y el ácido eicosapentaenoico (EPA). Si bien está demostrado que no existe un lineamiento de las cantidades exactas de Omega 3 y 6 que se deben consumir, el Instituto Nacional de Salud (NIH) tiene una propuesta de cantidades diarias recomendadas según la edad y sexo promedio: 

Menor a 12 meses: 0.5 gramos
Niñas y niños de 1 a 3 años: 0.7 gramos 
Niñas y niños de 4 a 8 años: 0.9 gramos 
Niñas de 9 a 13 años: 1.0 gramos 
Niños de 9 a 13 años: 1.2 gramos 
Adolescentes (niñas): 1.1 gramos 
Adolescentes (varones): 1.6 gramos 
Mujeres: 1.1 gramos 
Hombres: 1.6 gramos 
Mujeres embarazadas: 1.4 gramos 
Mujeres lactantes: 1.3 gramos 

A través de la dieta es muy poco probable excedernos en la ingesta de ácidos grasos de Omega. En caso de suceder se llegan a presentar molestias leves como ardor gástrico, heces blandas o incluso diarrea. Mismo caso para los suplementos, en pocas ocasiones han llegado a presentarse reacciones secundarias como erupciones cutáneas y acné, pero no hay nada de qué preocuparse, pues este efecto desaparece una vez que nuestro organismo se adapte al suplemento. 

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